jueves, 27 de junio de 2013

Extraños conocidos

Puede que haga cosas que se salgan de lo corriente.
Puede que de repente te inste a caminar más deprisa sin razón, puede que me dedique a contar los gajos de las mandarinas, puede que me ate los cordones de forma distinta al resto de la gente.
Puede que cambie de estado de ánimo de repente, puede que me enfade por no encontrar la palabra exacta que necesito, puede que parezca que estoy en el infinito pero en realidad estoy justo enfrente de ti.
Puede que olvide lo que estaba diciendo, que me enfade por algo que no está ocurriendo, que me devane los sesos para averiguar por qué me estoy aburriendo...

Puede, y sólo puede, que me ponga a perseguir a un hombre en monociclo solo para saber cómo se baja.

Pero no te asustes. No frunzas el ceño. Es divertido ver y hacer las cosas de forma diferente, aunque no lo comprenda el resto de la gente ¿Por qué? Precisamente porque nadie lo entiende. Parece absurdo, ¿verdad? ¿Sabes por qué? Porque lo es.
Sin embargo, yo me entretengo, porque de curiosidad me alimento y gracias a ella, aprendo. Es válido como cualquier otro entretenimiento.
Como una poesía prosaica de ritmo alegre y rimbombante, que termina por resultar hilarante al reunir palabras de ritmo desternillante y estrambótico sonido que, sin haberlo querido, han formado una historieta, que danza como una marioneta ante los ojos de un ávido lector.
Espero que tú, lector cotilla, espía casual y aburrido, al menos hayas sonreído. Lo más precioso que se puede regalar es una sonrisa y después, quizá,  un cumplido.
Muchas gracias por imaginar conmigo.