miércoles, 13 de febrero de 2013

Tan lejos, tan cerca

Vuelves a llegar con los ojos hinchados, pero con una sonrisa en los labios. No sé a que atender, si a lo que tratas de esconder o a lo que te esfuerzas en mostrar.
Pregunto de nuevo, como si acompañase el desayuno, si estás bien. Contestas con un sí que suena triste. No quieres que me de cuenta, pero no puedes evitarlo.
Sonrío. Mira que eres...
Pareces constantemente alerta, frunces el ceño cada vez que no estás de acuerdo en algo, pareces indignarte cuando respiro más fuerte de lo normal... Pero lo cierto es que, aunque estés a mi lado, viajas muy lejos de aquí.
Es curioso como cuando alguien está lejos, lo sentimos cerca de nosotros y cómo a veces estando ridículamente cerca, nos separa un abismo insalvable.
Es curioso como cinco minutos pueden hacer que saltes de un mundo a otro. Es raro que la vida sea como una novela del realismo mágico: ya no sé si estoy en fantasía o realidad, los decorados cambian demasiado rápido como para que logre acostumbrarme...
Y cuando me doy cuenta, solo me acompaña el aire silbando en mis oídos y el frío que me recuerda que tú no estás.

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